Italia en la mesa: un viaje de sabores
Pan recién horneado, quesos artesanales, vino Brunello o Barolo, aceite de oliva y tomates de temporada… la mesa está lista. En Italia, cada comida es una celebración: pasta hecha a mano, pescados frescos, carnes sabrosas y el inevitable tiramisú.
La cocina italiana no es solo comida: es cultura, tradición y un motivo en sí mismo para viajar. Del sur con sus sabores intensos y mediterráneos, al norte con sus platos ricos y cremosos, Italia ofrece un mosaico de experiencias gastronómicas que cambian con cada estación.
La estructura de una comida tradicional italiana

Una de las grandes ventajas del conservadurismo italiano —en un país famoso por ello— es la preservación de las tradiciones culinarias.
Las comidas suelen estar compuestas por tres partes: un entrante (antipasto), un primer plato (primo) y un segundo plato (secondo), seguido del postre.
Las comidas comienzan con aperitivos como focaccia o bruschetta, embutidos como prosciutto y carpaccio, y verduras a la parrilla (a menudo llamadas en Israel “antipasti”). Entre los más destacados se encuentran las alcachofas a la judía y las verduras marinadas.
Primo (Primer plato): normalmente un plato a base de carbohidratos como pasta, risotto o sopa minestrone. La pasta rellena puede incluir ricotta, espinacas u otros ingredientes regionales. También pueden servirse mariscos como camarones o calamares como entrante.
Secondo (Segundo plato): suele ser un plato de carne o pescado, acompañado de verduras o una ensalada fresca. Entre las guarniciones populares se encuentran las judías verdes, el estofado de pimientos (peperonata), las espinacas o las patatas asadas.
Postre (Dolce): los italianos adoran los dulces: desde helado hasta pasteles. El más famoso es el tiramisú, un pastel de tres capas de bizcochos, mascarpone, café, licor de almendras y espuma de huevo. Otros postres populares incluyen la panna cotta del Piamonte y la ensalada de frutas fresca conocida como “macedonia”.
La comida suele terminar con un chupito de limoncello o, para los más atrevidos, una grappa, para ayudar a la digestión. El amaretto o la sambuca también son licores habituales después de la cena.
Tours gastronómicos por regiones
En los últimos años, el turismo gastronómico en Italia ha crecido considerablemente. Los visitantes pueden disfrutar de escuelas de cocina, clases privadas en casas italianas o trattorias, y experiencias prácticas que convierten los viajes culinarios tanto por el norte como por el sur de Italia en un punto culminante de cualquier vacación.
Italia del Sur
Un viaje al sur de Italia es una profunda inmersión en la “cucina povera” – la “cocina de los pobres”. Desde Nápoles hasta Puglia y Calabria, las verduras, la mozzarella y la ricotta (literalmente “re-cocida”) son elementos básicos. La cocina es simple pero deliciosa, utilizando ingredientes frescos y locales. Los tomates son divinos, los limones aromáticos (utilizados en el limoncello) y los quesos suelen comerse el mismo día en que se producen.
Nápoles es la capital mundial de la pizza, y los dulces abundan para endulzar las dificultades de la vida. Entre los postres locales destacan:
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Strufoli – bolitas de masa con piñones
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Zeppole – buñuelos fritos
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Pastiera – tarta de ricotta y fruta confitada
Otros favoritos locales:
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Calzone – pizza doblada
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Mozzarella in Carrozza – sándwich de mozzarella frito
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Panzerotti – empanadillas fritas rellenas de queso
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Il Sartù di Riso – cazuela de arroz con carnes, guisantes, champiñones y queso
En Puglia: orecchiette con cime di rapa, cavatelli con caracoles y tagliatelle con garbanzos fritos.
La burrata sustituye a la mozzarella en esta región.
Italia Central – Abruzzo
Esta joya escondida ofrece una naturaleza impresionante y una identidad culinaria única. Una mañana típica en Abruzzo puede incluir un desayuno tradicional con pan fresco, mermeladas, fruta, pasteles y café. Entre las actividades:
Un taller de cerámica con un artista local
Un recorrido por la ciudad antigua de Vasto y su paseo panorámico, la Loggia Amblingh
Visitas a torres medievales, monumentos a poetas y más
En Castelli, se puede explorar el taller del renombrado ceramista Antonio di Simone, disfrutar después de un almuerzo tradicional en una trattoria y visitar el museo local de cerámica.
El día puede terminar en una bodega local, enclavada entre las montañas y el mar, degustando vinos Montepulciano (tinto) y Pecorino (blanco), quesos y licores caseros.
Otro punto culminante: conocer a Rinaldo, el pescador, y aprender sobre su trabocco, una estructura de pesca tradicional. Su esposa, Maria, prepara un almuerzo con marisco recién capturado, incluido el Brodetto, un rico guiso de pescado con siete tipos de mariscos.
Italia del Norte – Toscana y más allá
- Las comidas del norte son más contundentes: muchas salsas, carne y mantequilla. En la Toscana, hay que probar la ribollita (sopa de alubias), la bruschetta y la famosa Bistecca alla Fiorentina.
- Viajando hacia el norte, por Emilia-Romaña, la gastronomía se transforma:

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La mantequilla reemplaza al aceite de oliva
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La pasta es fresca y a base de huevo
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El prosciutto de Parma y el parmesano son aromáticos y omnipresentes
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Módena produce vinagre balsámico de renombre mundial
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La mortadela y los tortellini (a menudo rellenos de carne y servidos en caldo o con crema y champiñones) son especialidades de Bolonia
- En Lombardía, destacan platos como la Zuppa alla Pavese (caldo con pan, huevo y queso) y el Vitello Tonnato (ternera con salsa de atún).
- Reflexión final
- La belleza de un tour gastronómico en Italia está en la perfecta combinación de historia, arte, naturaleza… y comida. Escuelas de cocina, cocinas familiares, granjas y restaurantes abren sus puertas a los viajeros, compartiendo el orgullo y la pasión de la cocina italiana.
- La cocina de Italia es su fortaleza —y su orgullo—. Los viajes culinarios ofrecen oportunidades infinitas: conocer a productores de queso, artesanos del helado, pizzaiolos y chefs. Comer en casas locales, descubrir los secretos de la cocina italiana… y quedar irremediablemente enganchado.
